Si bien las
proteínas animales fueron el empujón que necesitó el ser humano en su carrera
evolutiva, también es cierto que una alta ingesta de carnes acompañadas de
pocos vegetales y cereales industrializados ha generado muchos inconvenientes a
la salud.
Sin querer
demonizar a las proteínas provenientes de los lácteos o de animales, una
alimentación balanceada debe
pasar por el equilibrio entre lo que obtenemos de las plantas y lo que obtenemos de los animales. Uno de los principales inconvenientes que mucha gente observa en los aportes proteicos vegetales es la deficiencia en aminoácidos esenciales, como la cisteína o la metionina, la lisina o el triptófano, que pueden dar lugar a serias insuficiencias de vitamina B3.
pasar por el equilibrio entre lo que obtenemos de las plantas y lo que obtenemos de los animales. Uno de los principales inconvenientes que mucha gente observa en los aportes proteicos vegetales es la deficiencia en aminoácidos esenciales, como la cisteína o la metionina, la lisina o el triptófano, que pueden dar lugar a serias insuficiencias de vitamina B3.
Sin embargo, una
correcta combinación de distintas fuentes de proteínas vegetales puede suplir
tales deficiencias, y constituir una alimentación altamente nutritiva,
balanceada y completa.
Algunos cereales
tienen importantes cantidades de proteína, como la cebada, el centeno, la
sémola y el trigo, y por supuesto, la soya, con 30 gramos por cada 100.
Lo adecuado es
combinar todas las fuentes proteicas vegetales en la dieta, para cubrir los
requerimientos que necesita un cuerpo sano.
Una ventaja
adicional de las proteínas vegetales es que son más fáciles de digerir, por lo que
los problemas intestinales tienden a desaparecer, ayudando así al organismo a
regular el sistema digestivo.
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